Puto diario

viernes, 28 de octubre de 2011
Hola puto diario,

hoy, como ya estarás presintiendo, tengo la imperiosa necesidad de serte sincero. Hoy vuelvo a tí, que siempre me escuchas impasible, para ver si acabo con tu infinita paciencia, para contarte que estoy harto de que lo recojas todo sin devolver nada; para decirte que me agobia que hayas sido testigo de incontables penalidades sin decirme un “ánimo, todo pasará” o que en los buenos tiempos no me hayas dedicado un simple “felicidades, disfruta este momento”. Te agradezco, eso si, tu capacidad para recoger cualquier vomitona por mal escrita que esté, por muy ácida que sea, por muy maloliente que resulte. Ahí no tienes rival. Ese silencio tan tuyo es la mejor garantía de confidencialidad. Pero ya me cansó tu afasia crónica. Ya me hartó tu imperturbale superficie inexpresiva, tu papel mudo, tu guión plano. Hoy voy a vomitar en otro lado, a mear fuera de tiesto, a salirme de tono. Hoy no cabe mi grito entre tus páginas. Hoy maldigo tu carácter reservado, tu vocación encubierta de libro de autoayuda y tu pretenciosa cubierta de cuero. Mañana me compro una agenda. Espero que sufras, en ese silencio tan tuyo, la larga estancia que te espera en el cajón de los calcetines.


Juan Luis Blanco
27/10/2011

Leyes

viernes, 21 de octubre de 2011
Hoy me tengo que felicitar. Son las 3 de la tarde y no he infringido todavía ninguna ley. Puede sonar exagerado, pero los que tenemos la costumbre de transitar por este mundo en una furgoneta nos contamos entre los pocos seres vivos capaces de quebrantar leyes incluso dormidos.

No obstante, antes de continuar, debería de aclarar –y aprovecho para agradecer el esfuerzo educativo de mis padres– que desde muy niño he acatado leyes y principios de importancia capital en nuestras vidas y destinos: Ley de Gravitación Universal de Newton, Principio de Arquímedes, Segunda ley de la Termodinámica, Principio de Incertidumbre de Heisenberg...

Escuché una vez que el desconocimiento de la norma no exime de su cumplimiento. En este sentido quisiera recalcar mi intachable trayectoria a la hora de cumplir unas cuantas leyes que ni conozco, ni entiendo, ni entenderé probablemente. Entre ellas: Ley de Inducción Electromagnética de Faraday, Ley de la Propiedad Horizontal, Leyes de la Probabilidad para Sucesos Absurdos...

No quisiera olvidarme de otro grupo de leyes que, más tarde o más temprano, acabamos obedeciendo muy a nuestro pesar: Ley de Alternacia de las Adversidades, Ley de las Perspectivas Imposibles, Ley de Viscosidades de la Desesperanza, Ley de Conservación de la Melancolía, Ley de Mejor lo Dejamos para Otro Día...

En fin, supongo que es bien conocida la Ley del Mínimo Esfuerzo, aunque quizás no a todos les resulte familiar la Ley de Pertinencia de los Puntos Finales. No me avergüenza reconocer que en este ámbito siempre he sido muy estricto. Hasta luego.


Juan Luis Blanco
20/10/2011

Aprendiz de analfabeto

domingo, 16 de octubre de 2011

Hay quien dice que en el lenguaje se puede ver reflejada la estructura del mundo en que vivimos. Ocurre que cuando ese mundo se te viene abajo las palabras ya no sustentan realidades y quedan como colgajos en el aire, a la espera de un esfuerzo de reestructuración. Y no es tan sencillo volver a organizar el lenguaje de acuerdo a un mundo tan inestable, tan impredecible, tan inhumano. Ayer repasaba yo mi abecedario remodelado. La “a” de mi nuevo alfabeto está en quinto lugar. La “z” anda por el decimosexto o decimoséptimo. La “b” en el vigesimotercero. Me parece entender el drama de ser analfabeto y sospecho que el trabajo de asimilarlo va a ser inmenso. Pero no todo es tan desastroso: la “l” de “luz” y la “m” de “mañana” permanecen donde estaban. Además, ¡es la primera vez que uso la palabra “vigesimotercero”! ¡Hoy hay cosas que celebrar!


Juan Luis Blanco
16/10/2011