Solitarios

viernes, 16 de diciembre de 2011

Los solitarios no follamos. Los solitarios nos reunimos a veces para vomitar soledades. Bebemos, reímos, olvidamos por unas horas los millones de caricias que no hemos recibido y disfrutamos de ese excedente de libertad del que tanto presumimos cuando queremos disfrazar nuestras miserias ante un público que nos escucha a pares. Los solitarios, vocacionales o no, caminamos erguidos no se muy bien por qué. Podríamos escribir libros con las palabras dulces que no hemos escuchado. O componer sinfonías con ronroneos de placer desconocidos.

Los solitarios ocupamos muy poco sitio. Existimos al margen. Destacamos quizás por lo desierto del espacio que nos rodea. Pero debe de haber algo que, a falta de otros apoyos, nos mantenga en pie. A lo mejor es que los solitarios sabemos con relativa certeza que un día podemos dejar de serlo. Y tal vez, ese día, nos encontremos mirando con lástima a aquellos amigos que un día compartieron con nosotros su soledad. No digo yo que en tal caso no sintiéramos una punzada de envidia apuñalando nuestra previsible compasión. O que los abrazos recién estrenados no pesaran como el acero gris de algunas cadenas.

Juan Luis Blanco
15/12/2011

14 comentarios:

eider elizegi dijo...

me pido ser la malabarista!

Anónimo dijo...

Acero gris de algunas cadenas.... qué feo es sentir que puedas haberlo sido, sobre todo cuando no has querido amarrar nada.

Juan Luis Blanco dijo...

Este texto está escrito por un solitario no vocacional que reniega de su soledad cuando no tiene con quien compartir, y la echa de menos cuando alguien camina a su lado. No se si a alguien más le pasa... En cada decisión hay una pérdida. En cada pérdida, un duelo. Tan sólo hablo de los miedos a las pérdidas cuando las decisiones implican cambios profundos. En este texto escribo sobre sentimientos muy íntimos, muy personales. Son sentimientos que responden a momentos concretos. A veces son muy fugaces pero se manifiestan con mucha fuerza. Yo trato de aprovechar esa fuerza. Con mayor o menor acierto, trato de usar y experimentar con recursos que reflejen esa energía en el texto. Yo no atendería demasiado a la literalidad de las palabras. No he conocido a nadie con vocación de cadena.

Vagamontañas, yo hoy me pido la bici de dos ruedas. No tengo el equilibrio necesario para el monociclo, ni la fuerza suficiente para el tándem...

Anónimo dijo...

Hay pocas personas que tengan vocación de cadena, aún así existen y hasta se pueden cruzar en tu camino. En tal caso, lo mejor es huir cuando se empieza a notar el contacto frío del metal.

Peor es cuando uno se da cuenta que se ha transformado en su propia cadena sin que nadie se lo pidiera.

Juan Luis Blanco dijo...

Pues sí, creo que ese es el drama, porque de las propias cadenas es más difícil huir.

Anónimo dijo...

Mucho me temo que el secreto está en es aprender a querer. Conservar la libertad e independencia sin que la otra persona se sienta amenazada o abandonada.

En el fondo es tan sencillo como confiar en "el otro". Sin disfraces, engaños o mentiras.

Juan Cruz U L dijo...

Se puede ser cadena solitaria o encadenada, la cuestión es aceptar la condición que hayas elegido o digerir la que te imponen. Digo.

Juan Luis Blanco dijo...

Dices bien. Se pueden ser exactamente 7000 millones de cosas. Se puede ser feliz con grilletes y vivir un infierno dentro de un traje de Armani, por ejemplo. Lo que no estoy tan seguro es si nosotros lo elegimos...

Juan Luis Blanco dijo...

Para anónimo III:

De acuerdo en lo que dices. Aunque no está de más definir lo que entendemeos cada uno por querer, no sea que nos pongamos a aprender cosas diferentes... ;-)

Juan Luis Blanco dijo...

Por cierto, me hago un lío con los anónimos. Al ser tan seguidos los mensajes he pensado que eran de la misma persona. A través de un e-mail me he dado cuenta de que no... En estos casos agradecería un nick, o un seudónimo, o bueno, también podéis usar vuestro nombre.. ;-)

Ash dijo...

Me disculpo, Anónimo II y Anónimo III son, en efecto, la misma persona.

Identidades aparte, no hay nada de malo en aprender cosas distintas siempre que uno esté tranquilo consigo mismo y su manifestación no resulten estocadas para los rompedores de soledades.

Anónimo dijo...

Tengo un amigo que tiene una amiga que tiene un abanico de tipos de caricias, y ahora es una solitaria porque no sabe quedarse tan sólo con una, les puso nombres, ¡oye!
Caricia de chupirrollo, de cariño, de sonrisa, de pata de pollo, de reproche, de doblaje, de calor, y caricia de cadena, caricia de aprender... caricia en común y hasta en solitario.
Siempre he deseado poder aprender las cosas como la amiga de mi amigo.
También creo que a-prender es en realidad coger, tomar...
Esto en Méjico, viene a ser algo así, como follar y beber.
Y parece empezar así esta historia, bebiendo y sin... caricias.

Los solitarios no follamos... tan sólo jodemos un rato... como el resto de los mortales si se puede... pos a veces queriendo y a veces... pos también sin querer.
(lease mejor con acento mejicano).

Siento expresarme tan malsonante.

Me ha encantado este minirelato. Ana.

Anónimo dijo...

También debo decir que la amiga de mi amigo, soy yo.
(En este blog hay que aclararlo todo, ¡¡Hoder!!)
Ana.

Juan Luis Blanco dijo...

Gracias Ash. Nuevamente una puntualización acertada :-)

Ana, no me esperaba comentarios jocosos en esta entrada... Pero, conociéndote, lo mismo no has dejado de reirte desde la última vez que hablamos...
Un beso.

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