Tiempo de caracoles
sábado, 6 de febrero de 2010
Bernardo, el caracol, decidió olvidar sus prisas y se detuvo. Recordó entonces sus años jóvenes, cuando su caparazón ocupaba apenas la mitad. Y se dió cuenta de que retroceder al pasado era como buscar refugio en lo más estrecho y oscuro de ese túnel menguante que era su propia concha. Y que el presente coincidía con el límite donde su coraza terminaba. Y que el futuro era inmaterial y estaba aún por construir. Supo entonces que el paso del tiempo no haría sino ampliar su contacto con el presente y su visión del mundo. Y se felicitó.
Juan Luis Blanco
6/2/2010
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