Puesta de sol

lunes, 20 de junio de 2011

¡Cómo no! había muchas más opciones. Pero yo me quedo con la pizza cuatro quesos, con el espectáculo sencillo, gratuito y extraordinario de la enorme bola naranja hundiéndose en el mar, con la experiencia inexplicable y mágica del hombre y el niño maravillados por un minúsculo y efímero rayo verde. Me quedo con la charleta entretenida y naturalmente inconexa sobre el horizonte, los gatos, el color, los días, el mañana y los incendios. Me quedo con la sensación de que compartir algunas pequeñas vivencias es expandirlas hasta límites desconocidos. Me quedo con la muy agradable sospecha de que tanto el hijo como el padre crecieron un poquito aquella tarde.


Juan Luis Blanco
20/6/2011

Ni tanto ni tan calvo

miércoles, 8 de junio de 2011

Era un hombre del montón.

Ni todopoderoso ni inútil: algo entremedias con la inteligencia necesaria como para intuir sus límites y la incompetencia suficiente como para hacer posible el crecimiento.

Y por otro lado,

ni tan incauto como para abrazar cualquier idea alternativa, ni tan conformista como para aceptar sin recelo las viejas doctrinas;

ni tan viejo como para dejar de creer en las utopías, ni tan joven como para vivir sólo de ilusiones;

ni tan ciego como para no ver la necesidad de algunas certezas, ni tan clarividente como para desembarazarse de todas sus preguntas;

ni tan visceral como para negar el encanto de algunos razonamientos, ni tan cerebral como para no escuchar a sus tripas en las grandes decisiones;

ni tan obtuso como para pensar que la virtud reside sólo en la moderación, ni tan simple como para no adivinar la amenaza que suponen los extremos;

en fin, ni tan miope como para no ver que el equilibrio se halla normalmente en el término medio, ni tan estúpido como para ignorar que el término medio no siempre es la mejor de las opciones.

Era, como antes decía, un hombre mediocre.


Juan Luis Blanco
8/6/2011