Sombra cegadora

martes, 15 de enero de 2013

Una humedad omnipresente y oscura llevaba deslustrando los muros desde que todo comenzó. Hoy, como ayer, como hacía ya demasiado tiempo, sobraba plomo en las nubes y faltaba tarde a los días. La ventura se guarecía tras un futuro esquivo y presumiblemente lejano, y sólo el eco difuso de un avión pudo bosquejar en su memoria algunos rayos de luz y el rostro de un amigo.

Llovía hasta debajo de los puentes y no supo decir si era aquel extraño proceder meteorológico lo que hacía que le dolieran como propias las soledades ajenas. Cerró los ojos y, mientras se preguntaba si aquello era una depresión o una borrasca, o si era una maligna alianza de las dos, o si el cielo habría quizás pasado de moda; hizo recuento de sus últimos holas y adioses. Y a la vista del balance, quedó a la espera de algún eclipse para volverlos a abrir.



Juan Luis Blanco
15/01/2013